Presupuesto web ¿Cómo debería de ser?

Cada semana recibo decenas de solicitudes de presupuesto web y desde que empecé hasta hoy he cambiado mucho la forma en la que doy los presupuestos. En este artículo quiero hablarte de cómo debería de ser un presupuesto para una página web y en qué tienes que fijarte como cliente para tener claro lo que realmente incluye o no el presupuesto que te han dado y poder elegir la propuesta que más te conviene.

El típico error de primerizo, dar un presupuesto sin especificar lo que incluye

Todos los que nos dedicamos al diseño web hemos cometido el error de al principio dar presupuestos vagos, poco específicos o incluso de viva voz. Con el tiempo te das cuenta de que un presupuesto de esas características es un imán para los problemas. Nunca hay que sobreentender nada a la hora de dar un presupuesto a un cliente.

Si a mí me piden un presupuesto para el diseño de una página web y yo simplemente respondo con una cifra (por ejemplo 600€), me expongo a que el cliente y yo hayamos entendido cosas muy diferentes acerca de lo que incluye o no ese precio:

  • ¿Incluye el alojamiento?
  • ¿Da lo mismo que la web tenga 3 o 15 páginas?
  • ¿Incluye las imágenes?
  • ¿Incluye el precio de la plantilla?
  • ¿Incluye el mantenimiento?
  • ¿Cómo comparo un presupuesto con otro si no sé lo que incluyen?

Tanto el diseñador web como el cliente se pueden ir preparando para que haya muchos malentendidos, discusiones y seguramente el trabajo no sea muy agradable para nadie. El cliente exigirá cosas que el diseñador piensa que no están incluidas en el precio y eso generará muchas tensiones entre ambos. El cliente sentirá que no le han dado todo lo que le habían prometido y el diseñador pensará que está trabajando de más gratuitamente. Por eso si al pedir un presupuesto te responden simplemente con una cifra pide que te especifiquen exactamente lo que incluye.

¿Cómo debería de ser un presupuesto web en condiciones?

Con el tiempo uno va añadiendo más y más información a sus presupuestos, por lo menos esa es mi experiencia. Cada vez que me encuentro con alguna dificultad o diferencia de opinión con mi cliente respecto a lo que significa algo del presupuesto, lo cambio para no volver a encontrarme con el mismo problema en el futuro. Si antes me limitaba a dar una cifra, hoy en día nunca daría un presupuesto que no fuera por escrito y muy detallado. De hecho envío un documento adjunto de al menos un par de páginas en el que se especifican claramente todos los puntos. Para que te hagas una idea, mis presupuesto especifican toda esta información:

  • Con qué software será creada la web.
  • Plantilla que viene incluida en el precio.
  • Si incluye o no la creación de cuentas de email de empresa.
  • Si la web se entrega o no optimizada para buscadores.
  • Si el diseño incluye formación para poder aprender a usar la web y posicionarla.
  • Número de páginas que incluye el proyecto.
  • Si incluye o no el diseño de logotipo.
  • Si incluye o no el dominio y el alojamiento.
  • Si incluye o no la compra de imágenes.
  • Si incluye o no la redacción o corrección de los textos de la web.
  • Si incluye o no algún tipo de programación o alteración del código fuente de la web o la plantilla para su personalización.
  • Plugins que incluye. Si incluye algún tipo de plugin especial solicitado por el cliente por ejemplo y su configuración.
  • Explicación de cómo es el procedimiento, tiempos de entrega, calendario de pagos, etc.
  • Política en casos de cancelación, cambio de fecha de inicio del proyecto y retrasos.
  • Compatibilidad con navegadores.
  • Si la web será o no responsive.
  • Si el precio incluye o no servicio técnico o mantenimiento web posterior a su entrega.
  • Validez temporal del presupuesto.
  • De qué se hace cargo o no el diseñador en caso de que con el tiempo surja algún problema con la web.
  • Cualquier funcionalidad extraordinaria que incluya el precio de la web (tienda online, pasarelas de pago, suscripciones, etc.).
  • Aceptación del presupuesto. Es importante que ambas partes hagan constar la aceptación del presupuesto por escrito, preferiblemente firmando un documento que sirva como contrato. El contrato y el presupuesto pueden de hecho ser el mismo documento.

De esta manera mis clientes tienen toda la información de antemano para poder decidir con conocimiento de causa. Y si durante el proceso surge alguna duda, tenemos un documento que podemos consultar para resolverla sin entrar en discusiones. Este tipo de presupuesto protege mis derechos como trabajadora y también los derechos de mi cliente. Haciendo que se disipen los conflictos por malentendidos y que ambos tengamos un marco de referencia común claro y consensuado.